Casi con seguridad, en algún momento de tu vida, habrás sufrido una ruptura sentimental. O puede que hayas vivido una experiencia de este tipo con algún amigo.
Además, no suele ser algo que ocurra de la noche a la mañana.
Se atraviesan diferentes etapas. Como en cualquier tipo de relación, al principio todo es bastante bonito, novedoso e interesante. Pasas por alto ciertos detalles que no te gustan porque priorizas los que sí te interesan.
Todo va bien hasta que aparecen los primeros roces y discusiones. Si no se solucionan y pasan a ser algo habitual, acabarán por convertirse en choques constantes .
Por normal general, te distancias un poco y dejas enfriar la situación. Observando con cierta perspectiva, todo aquello que tanto te gustaba al principio, ahora se ve sobrepasado por esas pequeñas cosas que te molestan.
Estas situaciones acaban produciendo desgaste en la relación. En consecuencia, llega un momento en que ésta acaba perdiendo prácticamente todo su valor.
Si ninguno de los implicados hace nada, ya sabes lo que acaba ocurriendo.
Tal vez te suene eso que: “Las relaciones son como las plantas. Si no se riegan, se acaban marchitando”.
¿Y si ahora te digo que con tu dinero ocurre lo mismo?
Pues sí.
Si no haces nada con tus ahorros, con el paso del tiempo también acaban perdiendo valor.
La culpa la tiene la inflación, que es de lo que te voy a hablar hoy.
¿Qué es la inflación?
Continuamente habrás oído hablar de la inflación: que si sube, que si baja, que si en Venezuela es una locura…
En términos generales, se define la inflación como la subida generalizada de los precios de los bienes y servicios de un país durante un periodo concreto. Normalmente, un año.
En otras palabras, si la inflación es la subida de los precios de bienes y servicios, significa que los ciudadanos pierden poder adquisitivo.
Por ejemplo, una inflación del 10% significa que ha habido un aumento general de precios del 10%. Unos habrán subido más que otros, pero en general, vivir te costará un 10% más que el año anterior.
Lo que antes te costaba 100 € ahora te costará 110€.
“Vale, pero … los sueldos suben con la inflación, ¿no?”
No es exactamente así.
La herramienta que se utiliza para revisar la subida de salario anual es el IPC, que es el Índice de Precios del Consumo.
Mientras que el IPC recoge sólo una serie de productos y servicios que se requieren para subsistir (alimentación, productos textiles, transportes o carburantes), la inflación engloba una subida general de precios.
En muchas ocasiones, tienden a utilizarse como si tuvieran el mismo significado, pero no lo son.
Causas de la inflación
Son múltiples los factores que provocan la inflación. Los principales son la inflación de demanda y la inflación de costes.
No obstante, existen más causas para el aumento de inflación:
- De demanda. Es la que obedece la ley de la oferta y de la demanda. Si la demanda supera la capacidad de producción, los precios aumentan en consecuencia.
- De costes. Esta inflación sucede cuando el precio de las materias primas aumenta. El productor, para tratar de mantener su margen de beneficios, incrementa sus precios.
- Autoconstruida. En ocasiones, para evitar una subida brusca y generalizada de precios, se producen pequeñas subidas graduales de los precios.
- Estructural. Esta inflación se suele dar en países con alta inflación. Los trabajadores piden aumentos de salario para contrarrestar el efecto, lo que da pie a que los empresarios aumenten los precios. Se crea un círculo vicioso.
- De la base monetaria. Existen dos tipos de teorías respecto a este tipo de inflación. La teoría monetarista considera que la emisión de dinero por parte de los gobiernos tiene efectos directos sobre la inflación. La teoría keynesiana defiende que la base monetaria no afecta en nada.
Como puedes ver, la inflación aumenta por diversos motivos. Algunos de estos, pueden generar aumentos bruscos en los precios.
Se pueden clasificar en diferentes tipos dada su magnitud.
Tipos de inflación
En la actualidad, en la mayoría de países desarrollados los niveles de inflación son relativamente bajos.
No siempre ha sido así.
Por ejemplo, en España durante los años 70 y 80, la inflación se encontraba bastante por encima del 10%. En 1977, se llegó al valor más alto con un 26%.
Con el paso del tiempo, el gobierno ha incrementado la regulación y el control sobre la inflación, situándola en torno al 2% anual.
En las noticias, habrás oído hablar de los casos de Argentina o de la hiperinflación de Venezuela.
Según la magnitud de la inflación, se han establecido escalas. Los principales tipos de inflación son los siguientes:
- Inflación moderada. Un país en el que la subida de precios es gradual y contenida, mantiene la inflación por debajo del 10%. En la economía actual, se considera una inflación moderada a aquella que no supera el 2%.
- Inflación galopante. Cuando la inflación empieza a subir a ritmos superiores al 10% se la considera galopante. En estos casos, la subida de precios suele ser bastante brusca, lo que provoca una reducción significativa del poder adquisitivo de los consumidores de ese territorio. Países como Argentina o Turquía están en esta situación.
- Hiperinflación. Este es el tipo de inflación más crítica ya que provoca graves crisis económicas por la pérdida del valor del dinero que conlleva. La inflación alcanza o supera el 100% anual. Es el caso de Venezuela y Sudán del Sur.
Puede que en este momento te surja la siguiente pregunta:
“¿La inflación puede tomar un valor negativo?”.
El antagonista: La deflación
Como sucede en toda novela, hay dos personajes principales.
En este caso, no iba a ser menos. Tenemos una protagonista, la inflación, y su antagonista, la deflación.
La deflación es la bajada generalizada de precios de los bienes y servicios de un país a lo largo del año.
Lo contrario a la inflación.
Consecuencias de la inflación
La principal consecuencia de la inflación es la pérdida de poder adquisitivo.
Con la misma cantidad de dinero, cada año podrás comprar menos bienes y contratar menos servicios. A mayor inflación, más caro es vivir y menos vale tu dinero.
Sus consecuencias afectan a todo el mundo. A los particulares, porque cada vez las cosas cuestan más y los sueldos siguen siendo los mismos (y bajos). Además, afecta directamente a tus ahorros. Ya que, si dispones de una cantidad significativa guardada en el banco, en una cuenta corriente, cada año que pase irá perdiendo valor.
En el siguiente ejemplo, puedes ver cómo influye la inflación sobre unos ahorros de 10.000 € en 4 escenarios diferentes: Inflación anual del 1%, del 3%, del 5% y del 10%.
Para las empresas, el escenario es parecido. Al aumentar los precios de los servicios o bienes que necesitan para el desempeño de su actividad comercial, se ven obligados a ajustar y aumentar sus precios. Adoptan esta medida para no ver disminuido su margen de beneficios.
Por otra parte, cuando la inflación se dispara, los inversores se suelen mantener cautos. Prefieren invertir en entornos económicos estables y seguros. Sin embargo, habrá un sector de estos inversores que sí que quieran pescar en estos escenarios: los especuladores.
Como suele ocurrir, los más perjudicados por la inflación son las personas que tienen menos recursos.
Cómo se detiene la inflación
Hasta ahora, has podido ver que no existe una única causa que motive una subida de inflación.
Por esta razón, los gobiernos cuentan con diversas medidas para detenerla, o al menos para reducirla considerablemente:
1. Aumentar los tipos de interés
Esta medida afecta directamente a la circulación de dinero.
Por si no lo recuerdas, gracias a la reserva fraccionaria, los bancos sólo están obligados a mantener únicamente el 2% de tu dinero, pudiendo prestar el 98% a otros clientes. Todo esto, a cambio de un interés.
- Artículo relacionado: La turbia realidad que ocultan los bancos
Si los tipos de interés suben, estos préstamos se vuelven menos atractivos y la gente deja de pedir dinero a los bancos. En consecuencia, se reduce el consumo, lo que acaba frenando la subida de los precios de bienes y servicios.
2. Reducir la cantidad de dinero en circulación
Si los gobiernos deciden frenar la emisión de moneda, lo que conseguirán es limitar la cantidad de dinero en circulación.
De esta manera, aumenta su valor al haber menos moneda y menos oferta de dinero.
Para el consumidor suele suponer una congelación de sueldos. Además, puede significar un recorte en inversiones públicas, ya que, si la administración destina menos dinero en ellas, contribuirá a la disminución de demanda de bienes y servicios.
3. Subir los impuestos
El aumento de impuestos afecta directamente al consumo. Las empresas reducirán su producción y los consumidores comprarán menos.
Aunque en España, los diferentes gobiernos que pasan por el poder están acostumbrados a subir impuestos constantemente, haya o no una alta inflación.
Cómo proteger tus ahorros frente a la inflación
Después de conocer toda la teoría, querrás saber qué es lo que puedes hacer tú para combatir la inflación.
Ya has visto que, si tienes ahorros parados en una cuenta corriente, vas a ir perdiendo dinero con el paso de los años.
Ante este dilema, se me ocurren 2 posibles soluciones:
La primera, es algo que hacen de forma inconsciente muchos ciudadanos. Gastar inmediatamente el dinero que ganes, puede ser una forma de combatir la inflación. Siempre y cuando destines ese dinero a realizar compras que tenías previstas con la intención de evitar pagar más en el futuro.
Como siempre, esta opción tiene muchos “peros”:
- Fomentarás la subida de la inflación ya que estarás aumentando el consumo.
- Si no ahorras, te vas a ver en apuros en el momento en que aparezca un gasto imprevisto y no dispongas de dinero para afrontarlo.
- Vas a depender completamente de tener una fuente de ingresos. En el momento en que, por algún motivo, dejes de percibir retribución por tu trabajo, te vas a ver en serios problemas económicos.
¿Adivinas la mejor solución?
Bingo.
Ahorra e invierte para combatir la inflación
¿No logras ahorrar? Aquí te dejo 23 formas de ahorrar.
- Artículo relacionado: 23 maneras realistas de ahorrar dinero
¿Invertir te da miedo? Pásate por aquí:
- Artículo relacionado: Libérate del exagerado miedo a invertir
Para luchar contra la inflación, puedes invertir en acciones, en fondos de inversión, en bonos del estado y en otras muchas alternativas.
Empezar a invertir te puede parecer arriesgado. En el artículo, “El peligro de no hacer nada con tu dinero” te explico algunos consejos que te pueden servir si finalmente consideras esta opción.
No decidas perder tu dinero.
Si te ha gustado este artículo y quieres mejorar en tus finanzas, no te pierdas ninguna de las actualizaciones. Más información, en el cajetín mostaza 😉
Bien explicado, haces reflexionar y bien traídos los enlaces a los otros artículos.
Como siempre gracias, Mario.
Creo que subir intereses, tb seria bueno pq la gente aprendería a ahorrar y con los intereses recibidos, se compraría cosas, esos tb aumenta el consumo, es lo que pienso y la gente se lo pensaria antes de solicitar un crédito
¡Hola Mercè!
Entiendo tu punto de vista, pero realmente aumentar los tipos de interés en la situación en la que estamos viviendo, desincentivaría el consumo, que ya de por sí con la situación actual de cierre de comercios, es catastrófico. La forma de activar la economía es haciendo que se fomente el consumo.
Realmente, el problema no radica en los tipos de interés, sino en la educación y la conciencia que tiene la gente sobre sus finanzas. Se puede consumir de forma responsable, pero siempre que esto no afecte a llegar bien a fin de mes. Si la gente tuviese esa educación, no acudirían a los créditos o préstamos rápidos ya que serían capaces de gestionar de forma correcta su propio dinero.
Un saludo!